Resiliencia en la Nebraska rural

Resiliencia en la Nebraska rural

El viaje de los abuelos a través del cambio, los desafíos y la comunidad

Crecer en un pequeño pueblo rural como Oconto, Nebraska, conlleva una serie de experiencias únicas que moldean a sus habitantes. Mis abuelos, quienes han pasado la mayor parte de su vida en Oconto, han visto la evolución del pueblo a lo largo de los años. En una conversación reciente con ellos, comprendí cómo ha cambiado su comunidad, los desafíos que han enfrentado y las recompensas de su trabajo y perseverancia.

Mi abuelo nació y creció en Oconto, donde presenció de primera mano las transformaciones ocurridas a lo largo de las décadas. Uno de los cambios más significativos que notó fue la desaparición de la escuela local. En sus inicios, Oconto contaba con una escuela secundaria y varias escuelas rurales que atendían a las comunidades agrícolas de los alrededores. Su madre asistió a una escuela rural hasta el 11.º grado antes de trasladarse a Oconto para el último año de secundaria. Con el tiempo, el sistema escolar se consolidó y, finalmente, Oconto perdió su escuela por completo. Hoy en día, los estudiantes tienen que viajar a pueblos vecinos como Callaway para recibir su educación.

Otro evento importante que transformó a Oconto fue un tornado en el año 2000, que destruyó la mitad del pueblo. Negocios que antes prosperaban fueron arrasados, y muchos nunca se reconstruyeron. Si bien Oconto ya estaba en declive, el tornado aceleró la recesión económica del pueblo. Años atrás, el pueblo contaba con múltiples supermercados, aserraderos, herrerías, un médico e incluso un hotel. Con el tiempo, a medida que la gente se mudaba y el transporte mejoraba, los residentes comenzaron a viajar a pueblos más grandes para satisfacer sus necesidades. Como resultado, los negocios locales cerraron uno tras otro, dejando a Oconto con menos oportunidades laborales y recursos comunitarios.

A pesar de estas dificultades, mis abuelos encontraron la manera de adaptarse. Mi abuela al principio se quedó en casa para ayudar en la granja, pero las presiones económicas la llevaron a buscar empleo fuera. La agricultura es una ocupación exigente que a menudo requiere endeudarse para mantener las operaciones en marcha. En sus primeros años de matrimonio, lucharon para llegar a fin de mes, especialmente cuando los precios del ganado fluctuaban de forma impredecible. Al darse cuenta de la presión económica, mi abuela decidió buscar trabajo en el pueblo, aunque mi abuelo esperaba que siguiera trabajando con él en la granja. Con el tiempo, encontró un empleo estable en una clínica de salud en Lexington, donde trabajó como enfermera durante más de 20 años.

Su trabajo en la clínica puso de relieve las disparidades en la atención médica en las zonas rurales. Una de las mayores dificultades para brindar atención médica en una zona rural es la falta de acceso inmediato a los servicios médicos. Muchos pacientes debían recorrer largas distancias para recibir atención y, en situaciones de emergencia, la demora en el tratamiento podía ser crítica. La limitada infraestructura sanitaria implicaba que los residentes a menudo enfrentaban tiempos de espera más largos para recibir tratamiento especializado. Además, la contratación y retención de profesionales de la salud en las comunidades rurales representaba un desafío constante, lo que provocaba escasez de médicos y personal sanitario. Sin embargo, trabajar en una clínica de un pueblo pequeño también tenía sus ventajas. Forjó relaciones sólidas con sus pacientes y se ganó la confianza de los médicos con los que trabajaba. En varias ocasiones, su perspicaz observación ayudó a identificar afecciones médicas graves que, de otro modo, podrían haber pasado desapercibidas.

Gracias al trabajo duro, la resiliencia y la adaptabilidad, mis abuelos han superado los numerosos desafíos de la vida rural. Han presenciado la transformación radical de su pueblo, han enfrentado dificultades económicas y se han sacrificado por el bienestar de su familia. Su historia es un testimonio de la fuerza y la determinación de quienes dedican su vida a la agricultura y a la atención sanitaria rural, asegurando que incluso en los pueblos más pequeños, la gente siga perseverando y prosperando.



Rachel Gwinn es una estudiante de último año de la escuela secundaria católica Skutt y está trabajando en su proyecto final de carrera sobre el acceso a la atención médica en las zonas rurales de Estados Unidos.

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